A una profundidad de entre 80 y 240 km bajo la superficie de la Tierra, algo extraño le sucede a las rocas: se ablan- dan y en algunos lugares comienzan a derretirse formando depósitos de roca fundida. Esto crea una zona poco consistente llamada astenosfera, sobre la cual flota y se mueve una capa rígida conocida como litosfera, la cual se rompe en grandes trozos, llamados placas tectónicas.
Existen diferentes fronteras entre estas placas en donde ocurren procesos de formación, destrucción o simplemente de movimiento entre placas; es ahí donde se originan los volcanes.
En las fronteras de destrucción, una placa se desliza por debajo de la otra y, precisamente ahí, es donde la fricción entre las placas produce la sismicidad y el vulcanismo que ocurren frecuentemente en nuestro país. La placa que se sumerge, eventualmente se funde produciendo “bolsas” de roca fundida llamado magma, las cuales ascienden por tener una densidad menor respecto a las rocas circundantes. Finalmente, llega un momento en el cual salen a la superficie ya sea en forma de lava o provocando grandes nubes de ceniza o material fragmentado. En ese instante comienza el nacimiento de un volcán.
Los volcanes son estructuras rocosas producto del amontonamiento de materiales fundidos que han viajado desde las profundidades de la corteza. Pero no todos los volcanes son iguales; existen aquellos de larga vida o poligenéticos, conocidos también como estratovolcanes, denominados así porque alternan capas de lava y productos piroclásticos (fragmentos rocosos tales como cenizas, pómez, arenas, etc.), dando la impresión de encontrarse estratificados.
Manifiestan actividad durante mucho tiempo, a lo largo de decenas o hasta varios miles o millones de años, tiempo en el cual se intercalan periodos de reposo o aparente quietud. Sin embargo, pueden despertar o reactivarse y producir erupciones muy explosivas.
Por otro lado están aquellos volcanes de corta vida o monogenéticos, cuya actividad dura pocos años hasta que disminuye y, al cabo de un tiempo, se extinguen por completo siendo raro que puedan reactivarse nuevamente. En general, éstos presentan actividad relativamente tranquila que consta de lava fluida.Otra clasificación de los volcanes se basa de acuerdo con el tipo de erupciones que presentan. Generalmente toman sus nombres de ciertos volcanes en donde fue observada por primera vez o de alguna erupción históricamente famosa. Ésta no es muy adecuada porque los volcanes pueden presentar diversos tipos de actividad incluso durante una misma erupción.
Hay regiones del planeta que manifiestan una mayor actividad volcánica que otras. La más importante se le conoce como el Cinturón de Fuego del Pacífico, misma que coincide con zonas de choque o destrucción de placas tectónicas que provocan sismos y fenómenos volcánicos; allí se concentra un incalculable número de volcanes. Hay zonas especialmente activas: en Asia Oriental (países como Indonesia, Japón y Rusia son famosos por sus volcanes en actividad constante) y a lo largo de la porción oeste del Continente Americano, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego en Chile y Argentina.